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Los Sentidos: Interpretando el mundo, generando emociones.

Actualizado: 19 nov 2020



"Seis sentidos" Obra de Rafael Lima

Detectamos la energía física del ambiente que nos rodea y la codificamos en señales de tipo nervioso.

A este proceso lo denominamos: SENSACIÓN.

–La sensación es el procesamiento cerebral primario procedente de nuestros sentidos principales, es decir:

vista, tacto, olfato, gusto, oído

"Seis sentidos" Obra de Rafael Lima propiocepción, termocepción...

La representación mental del mundo se consigue a través de la sensación; pero, sin la capacidad para seleccionar, organizar e interpretar nuestras sensaciones esta representación no sería completa. Este segundo proceso lo denominamos PERCEPCIÓN.

-La percepción, por lo tanto, es la interpretación secundaria de las sensaciones, en base a la experiencia y recuerdos previos.

  • La sensación y el procesamiento ascendente: análisis que se inicia en los receptores sensoriales (oído, nariz, piel…) y culmina con la integración de la información sensorial en el cerebro.

– Ejemplo: Si acercamos nuestro brazo al fuego sentimos calor. El procesamiento ascendente en este caso pasa por los receptores del tacto que sienten el calor y la información sensorial llega a nuestro cerebro.

  • La percepción y el procesamiento descendente: proceso que permite construir las percepciones a partir de la experiencia y las expectativas y no sólo en base a las sensaciones que “suben” al cerebro.

– Ejemplo: Una vez ya hemos experimentado con el fuego y nos hemos quemado. Cada vez que percibimos el fuego tendemos a tomar precauciones para evitar quemarnos. En este caso el habernos quemado antes nos influye en nuestra percepción.

Los sentidos pueden evocar de forma muy clara y emotiva recuerdos de nuestro pasado, liberando emociones positivas, como el placer o la felicidad, o negativas, como miedo o rabia. Una canción puede recordarnos a un momento especial con una persona o a un viaje con amigos. Un paisaje nos puede llevar a los recuerdos de nuestra adolescencia y a lo que vivimos en un determinado lugar…

Algunos sentidos principales:

-El olfato: es el sentido que se encuentra más cerca del hipocampo, una de las estructuras cerebrales responsable de nuestra memoria. A su vez está conectado con el sistema límbico, que es el centro emotivo del cerebro. Cuando olemos, se registra en el cerebro ese olor, pero además se registra asociado a la emoción que sentimos en ese momento.

El resto de los sentidos (la vista, el olfato, el gusto o el tacto) tienen que recorrer un largo camino para alcanzar las partes del cerebro encargadas de la memoria y de las emociones.

-La vista: La imagen de un objeto, de una habitación o de un paisaje por ejemplo nos pueden llevar a un momento de nuestra vida que nos resulte agradable o desagradable. También podemos experimentar la sensación de haber estado antes ahí o haber vivido antes una situación, lo que se conoce como un “dejà vu”.

-El oído: Muchos de nuestros recuerdos son películas mentales que empiezan a proyectarse en nuestra cabeza cuando escuchamos una pieza musical familiar, que actúa como su banda sonora.

Nuestras neuronas trabajan como centro de conexión entre melodías familiares, memoria y emoción. Ciertos sonidos nos son agradables o desagradables, provocando rechazo, alegría, placer, tristeza...

-El gusto: En cuanto al gusto, cuando comemos el cerebro integra todas las sensaciones con información almacenada en la memoria y busca datos sobre ciertas preparaciones que relacionamos con esas mismas sensaciones, situaciones anteriores u otros alimentos con los que percibimos estímulos similares. Por lo tanto, el gusto puede transformar sensaciones derivadas de los alimentos, en recuerdos que influyen en el presente.

-El tacto: las sensaciones que nos hacen sentirnos vivos

Nuestra piel es una superficie hilvanada por miles de receptores ansiando ser estimulados. Una caricia, el agua caliente, la brisa del mar, sábanas limpias, la sensación de flotar mientras nadamos en una piscina, un abrazo de un ser amado que alcanza nuestra alma…

El ser humano necesita contacto, la piel ansía ser estimulada de forma placentera todos los días, y por tanto, es vital que nos “regalemos” estas experiencias siempre que podamos.

Toda carencia, toda falta de estimulación en nuestra piel genera hambre sensorial. Nos sentimos vacíos e inexistentes, y la sensación de estrés se intensifica.

Sin embargo, algo tan elemental como darnos una ducha relajante o abrazar a los nuestros, apaga muchos miedos, tensiones y ansiedades. El contacto es considerado por las Neurociencias como una necesidad básica de supervivencia.

Todos nuestros sentidos pueden llevarnos al pasado y evocar recuerdos que interpretamos e influyen en nuestro presente, conectándonos a distintas emociones.

La terapia Gestalt, por ejemplo, nos recuerda que nuestros sentidos son la puerta de entrada a nuestras emociones.

Gracias a ellos, exploramos, nos relacionamos y permitimos, que entre en nuestro cerebro, una información y no otra.

De ese modo, elegimos qué estímulos nos pueden ser más propicios con el fin de invertir en nuestro equilibrio interno, en nuestro bienestar y en la percepción de lo que nos envuelve. Conseguir que todos ellos estén en armonía, nos permitiría lograr una reconciliación interna, donde gestionar mejor el estrés.

-La interocepción es la capacidad de reconocer los estímulos y sensaciones que nos envía nuestro cuerpo. Es el arte de habitar y comprender este bello envoltorio físico tan lleno de conexiones, de receptores, células y delicados tejidos que nos envían los más variados mensajes, esos que no siempre escuchamos.

Sin embargo, prácticas como el mindfulness nos pueden ayudar a conseguirlo.

La propiocepción, es un sentido de interocepción, gracias a él, nuestro cerebro tiene conciencia del estado interno del cuerpo. La palabra propiocepción deriva de sus raíces “propio-”, que significa de uno mismo; y “-cepción”, que significa consciencia. Es decir, la consciencia de lo propio: la consciencia de la propia postura corporal con respecto al medio que nos rodea.

La propiocepción incluye el sentido de la posición y movimiento de nuestro cuerpo, el sentido de la fuerza muscular y del esfuerzo, y el sentido del equilibrio.

-Mindfulness e interocepción:

Esta práctica basada en la meditación, en la observación consciente y en la atención plena, nos permite conectar con nuestras sensaciones físicas para relacionarnos mucho mejor con el propio ser y entender así nuestra mente, nuestras necesidades y el modo en que el entorno y sus procesos impactan en nuestro organismo.

Ser capaces de escuchar y discernir cada una de las señales que nos envía a diario nuestro cuerpo, es un modo de invertir en salud y calidad de vida. De gestionar mucho mejor el estrés, anticiparnos incluso, a indicadores de posibles patologías. Apreciando y disfrutado conscientemente, de nosotros mismos y de nuestro entorno, conectando con la belleza de esta tierra y el asombro y gratitud por la vida.

Podemos ser más productivos al conocer nuestros límites, al ser conscientes de que no somos máquinas, sino un maravilloso pero delicado entramado de células, tejidos y emociones…

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